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Nací en Sofía, capital de Bulgaria, hace ya más de 80 años. Llegué pequeño a Venezuela y usurpé la nacionalidad de acá, lo cual me ha valido mucho. He sido guerrilero, profesor universitario, diputado, ministro, candidato a presidente, editor de periódicos y hasta mujeriego, padre y abuelito...

domingo, 3 de julio de 2011

Teodor Petkoff hizo de los medios su "chivo expiatorio"

Los peligros de enfrentar una revuelta
social puso a Petkoff a buscar
 un chivo expiatorio
La gestión de Petkoff siguió dando mucho que decir. No son secretos los guisos de Los Caldera y la versatilidad del bocaza Teodoro para participar en todos los saraos. La aplicación de la Agenda Venezuela puso al país en la peor situación vivida en toda la historia Republicana, pero convirtió en nuevos multimillonario a los jerarcas del poder.

Con el miedo infundado de que Caldera lo designara apagafuegos ante un nuevo 27-F, durante su participación como comentarista en la ponencia ``Necesidades, posibilidades y expectativas de la democracia del futuro'', presentada por el catedrático chileno, Antonio Garretón, al hacer un balance de los desafíos que podrían crear una implosión social, el catire de “Sofía” afirmó:

“Los medios no tienen ningún tipo de control social. Los partidos políticos son controlados. Los parlamentos, la economía, tienen distintos mecanismos de control social, pero los medios de comunicación (...) funcionan internamente de manera autoritaria y no democrática, tiranizan la opinión pública''.

En realidad el objetivo de aquel seminario internacional, realizado en Caracas en febrero de 1997, sobre Integración y Democracia, fue analizar la influencia de los medios de comunicación en procesos de politización y democratización social. No obstante, Petkoff insistió en resaltar sus temores particulares e insistió en que el principal desafío que podría crear una implosión social, era “el poder imbatible de los medios de comunicación, los cuales no tienen ningún tipo de control social y funcionan internamente de manera autoritaria”. Su estrategia estaba enfocada en cubrirse las espaldas. Cualquier protesta masiva en las calles del país debía ser achacada a los difusores de información. La culpa no podía ser de la Agenda Venezuela, ni de los acuerdos con el FMI, ni de la política desmadrada de privatizaciones; entre los periodistas y los medios ha de buscarse a los culpables.

Marcelino Bisbal calificó
de imprudente a Teodoro Petkoff
El comunicólogo y profesor universitario Marcelino Bisbal, en su calidad de invitado al encuentro no ignoró la polémica planteada por Teodoro y calificó de “imprudente” aquella actitud: “El ministro de Cordiplan debe matizar ese planteamiento, porque como político puede apuntar en esa posición, pero como ministro, que, además, ha tenido la palestra de los medios para formular y defender las políticas del Gobierno, debe ser diferente. Veo que Petkoff perdió los estribos, ha debido ser más cauteloso”.

Petkoff se convirtió en una suerte de ``perro que ladra'' de la política venezolana. Agresivo, impetuoso, gritón, violento con la lengua y las manos. Su papel de Primer Ministro de facto lo cumplió con fidelidad al libreto escrito desde Washington. Teodoro hablaba de cualquier cosa en todas partes.

Vomitó, literalmente, las tesis filosóficas del Fondo Monetario Internacional.
Cuentan que Michael Camdessus (el visitante más alabado por los Caldera después del Papa) quedó impresionado con el discurso de Petkoff, incluso le hizo recordar a los muchachos de CAP: Miguel Rodríguez, Moisés Naim y Ricardo Haussman, y, que lo llevó a proponerle que si llegase a ocurrir la temida implosión social, tenía asegurada una asesoría de comunicación en el FMI. Hasta el apellido, pensó, le queda de perla para una labor evangelizadora fondomonetarista en el ámbito internacional.


Michael Camdessus encontró en Petkoff
un militante disciplinado del FMI 

Definitivamente, el ministro Petkoff, quien siempre terminaba peleando con los reporteros, a quienes calificaba y trataba muy mal, peor incluso que la propia Casa Militar, estaba y sigue estando aferrado a su ambición de poder.

Además, su pasantía gubernamental lo hizo olvidar sus viejas acciones como dirigente político de un partido de ``izquierda'' que jalaba bolas hasta más no poder por salir en un periódico, así fuera en las páginas de sucesos. ¿Qué esperaba Teddy de los medios? ¿Qué más podía exigir a los periodistas? Con el estómago vacío, con ocho millones de personas desocupadas, los hospitales convertidos en sucursales de los cementerios, no podían vender un paraíso en las páginas de los diarios.

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