Febrero 1997/El Nacional
Mancheta
Cualquier cosa fue capaz de hacer Petkoff por convertirse en imprescindible ante los ojo de Caldera |
Llamar bobolongo a Miguel Henrique Otero, cuadrar con el pelotero Luis Sojo el desmentido a Juan Vené o recortar los presupuestos de la comunicación oficial, lo cual dejó en estado paupérrimo a la televisión y a la radio del Estado, son apenas aristas de la doble moral estalinista típica característica de Teddy. Su soterrada intolerancia mostró las garras del poder, por primera vez como ministro de la Cuarta República de Venezuela, en septiembre de 1996.
Por aquellos días, el tabloide Ultimas Noticias denunció en una de sus columnas que Petkoff durante su primera visita a Europa, ya ministro, se habría hospedado en hoteles cuyas tarifas oscilaban entre 3 mil y 5 mil dólares diarios. Ni corto ni perezoso, el búlgaro hijo adoptivo de Caldera acudió al Colegio Nacional de Periodista para desmentir la información, averiguar la identidad del fablistan que hizo la nota y tratar de organizar con el apoyo del CNP una suerte de cruzada contra los propietarios de medios.
Petkoff fue recibido por el presidente del CNP y ex presidente de la Comisión de Medios de la Cámara de Diputados, Manuel Isidro Molina, hijo (un ex masista amigo suyo, mejor conocido como “Chiro” Molina, descendiente de un viejo camarada de Teddy), así como por otros directivos del gremio, entre ellos Rafael Díaz Requena, de AD, Nora Uribe, del MAS (en aquel entonces, luego llegó a ser la primera ministra de Información de Chávez) y Nicola Lanzillotta, de Copei.
Manuel Isidro Molina aprendió en el MAS, junto a Petkoff, el arte de la extorsión |
Petkoff, con cara de inocente y pose de victima, reconoció haber caído en una trampa periodística en relación con los gastos en los hoteles donde se hospedó durante su primera gira oficial a Europa. Indicó, en descargo personal, que el hecho de que no se hubiese firmado esa nota (aparecida el 16 de septiembre de 1996), “indicaba claramente la falsedad de la información”. Afirmó con seguridad: “Fueron los propios dueños del medio los que mandaron a un periodista a que la escribiera”. Quien diría que apenas años después se revelaría a través de “Tal Cual” como el rey de la difamación y la calumnia.
Puntualizó el titular del despacho de planificación en su visita al CNP, la urgente necesidad de “buscar fórmulas que permitieran que los periodistas pudiesen defenderse de los propietarios de ciertos medios de comunicación social, que los obligaban a publicar informaciones falsas a fin de servir a intereses políticos o económicos subalternos y que no tienen que ver con el interés colectivo, que es el primordial que tienen que atender los medios masivos”.
Testigos del encuentro recuerdan como Petkoff vociferó con mucha fuerza un mensaje a García: “Ese periodista tuvo que resignarse, por la relación de poder que existe en el mercado laboral periodístico, a realizarla, por más que tuviera claro que era falsa y que lesionaba mi reputación”; al tiempo, “Chiro” Molina tranquilizaba a su ex jefe político asegurándole que la directiva del gremio periodístico analizaría sus sugerencias de calificar a los diferentes medios de comunicación del país en función de su credibilidad, de manera de ofrecer al público pistas sobre que creer o no en un periódico, emisora de radio o televisora en específico”.
La sede del CNP sirvió de escenario para la rabieta de Petkoff con Ultimas Noticias |
Aquel día Petkoff sentenció: “Ciertos editores de medios son los principales enemigos de la libertad de expresión. De lo que se trata es de que el Colegio encuentre maneras de proteger la integridad del periodista cuando éste sea conminado por los dueños de los medios a realizar notas que van contra su voluntad y contra la veracidad. Este es un trabajo muy arduo y difícil’.
A propósito de credibilidad, Molina es el mismo periodista que desde las páginas del semanario La Razón, hace algún tiempo, conmovió a la opinión pública con el supuesto secuestro y posterior asesinato en manos del Gobierno chavista de uno de los líderes de Plaza Altamira; y resultó que el hombre se había fugado al exterior con una “carajita”. No estaba muerto, sino de parranda. Al menos la gente descubrió cuan bajo está Molina en el barómetro de la credibilidad periodística.
Curiosamente, desde su trinchera en ese semanario, Molina atacó a los hermanos García-Ponce y al diario Vea, precisamente en momentos cuando Petkoff salió a decir que el responsable del ataque al tren turístico El Encanto en los años 60 fue Guillermo García Ponce y no él. “Chiro” armó un escándalo porque el Banco Industrial otorgó un crédito a los García-Ponce para invertir en Vea. Para dicha denuncia se valió de la documentación que su esposa, quien labora en la consultoría jurídica del BIV, le facilitó.
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