Alfredo Peña se la tenía jurada a Teodoro Petkoff desde tiempos de El Nacional |
No podemos pasar por alto, en esta historia, la actuación de una “linda parejita” que dio la estocada invisible a Teddy. Nos referimos a Tulio Álvarez y a Alfredo Peña.
El primero, novio del segundo, fungió como ariete de la extorsión legal. Se posicionó como abogado de los Capriles-Canizaro y, azuzado por los peñonazos de su amor oculto, los persuadió sobre la conveniencia de sacar a Teodoro Petkoff de La Cadena Global, esto con el fin de suavizar la acción del gobierno a través del Seniat. Es decir, ablandar el monto por concepto de los impuestos sucesorales
Tulio Álvarez siempre ha sido un adulador inconsable. Es la versión escualida de Carlos Escarrá |
La propuesta de “la gorda Tulio" prendió en los oídos de Magaly Canizaro y su hijo Miguel Angel Capriles Canizaro, quienes de inmediato iniciaron la operación de persuasión del homónimo Capriles López.
Peña movía las cuerdas del poder en la Secretaría de la Presidencia y “saltaba en una pata”. Joder a Petkoff lo signaba de un mérito casi histórico. Se especula, por cierto, que una apasionada celebración con Tulio en Palacio motivó su salida de Miraflores. Desde ese episodio a Tulio lo comenzaron a llamar “Clinton Álvarez”.
Por despecho o envidia, Peña siempre ha sido enemigo acérrimo de Petkoff. ¿Las razones? Entre otras, la principal se remonta a las elecciones de 1993. Al llegar Caldera al gobierno, lo primero que solicitó a Miguel Henrique Otero, a cambio de algunos favorcitos fiscales pendientes, fue la salida de Alfredo Peña de la dirección de El Nacional.
Ramón J Velasquez fue víctima del poder del narcotráfico y de Alfredo Peña |
El periodista de los peñonazos, aunque mediocre profesionalmente, demostró ser muy hábil en sus ataques informativos contra Carlos Andrés Pérez, e incluso en derribar del pedestal de honor y rectitud a Ramón J, Velásquez, responsable del primer indulto a Larry Tovar Acuña. Y es que el guaro manejaba a El Nacional como a una célula guerrillera: secuestraba la información, y si el afectado no pagaba el rescate, entonces, corría con las consecuencias. Caldera siempre lo consideró un palangrista detestable, valga la redundancia.
El timador Orlando Castro financió periodistas como Alfredo Peña y políticos como Arístóbulo Istúriz |
Peña desocupó su oficina en Puerto Escondido y, aunque siguió como director satélite del diario de Los Otero, se marchó a trabajar con el banquero Orlando Castro, quien lo prefería de su lado y no en su contra. El cubano también estaba rayado ante los ojos de Caldera, porque al comienzo de la campaña electoral le dificultó el acceso a las 45 emisoras de radio que poseía en concesión. Y aunque donó 20 millones de bolívares al chiripero, dio la expresa e inflexible orden de no trasmitir ni una cuña de Caldera si antes no era cancelada con dinero en efectivo. Es decir, que la relación de Peña con Castro lo terminó de enterrar ante los ojos de Rafael Antonio. Lo ocurrido después con el banquero bribón no es materia de esta historia.
Petkoff llegó al gobierno y tenía muy claro el panorama en relación con Peña. Se conocían de la época en que ambos, después de la caída de Pérez Jiménez, asomaban las narices por las oficinas de Tribuna Popular, para aprender algo de marxismo y sobre cómo hacer un periódico.
Popeyo Márquez aún espera que Alfredo Peña le reintegre el dinero que le debe |
Disparaba a diario por YVKE Mundial, propiedad de Castro; una vez a la semana por Venevisión, propiedad de los Cisneros; y cuando quería por El Nacional. Descargaba toda una artillería pesada y tarifada contra todo lo que pudiese darle algún beneficio. Eso sí, antes que nada se asesoraba muy bien con Tulio, quien accionaba como quinta columna desde la consultoría jurídica de Miraflores.
La extorsión llegó a extremos escandalosos. Incluso, las empresas de comunicaciones corporativas incluían en los servicios a sus clientes un royalty destinado a neutralizar a Peña en caso de crisis. A pesar de esto, Petkoff hizo su trabajo para complacer a Caldera y mantuvo a en la raya a Peña.
La extorsión llegó a extremos escandalosos. Incluso, las empresas de comunicaciones corporativas incluían en los servicios a sus clientes un royalty destinado a neutralizar a Peña en caso de crisis. A pesar de esto, Petkoff hizo su trabajo para complacer a Caldera y mantuvo a en la raya a Peña.
El afeminado con voz de trueno y la “Mata Hari” Álvarez fueron siempre muy cautelosos con Los Caldera y Teddy. Siempre se cuidaron en no molestar ni a Teodoro ni a Andrés. Incluso, destruyeron a Matos Azócar, con aquello de los Bonos, pero a sabiendas de los guisos de Teodoro Petkoff en esas negociaciones, prefirieron ignorarlo.
Peña olfateó la fuerza de Chávez y se plegó a él desde un principio. Atacó a la administración Caldera en su último año de gobierno. El Presidente se convirtió en el salvador de Alfredo y Tulio. Finalmente, ambos pasaron a engrosar la lista de judas del chavismo y a encabezar el directorio de enemigos de Petkoff.
No hay comentarios:
Publicar un comentario